La articulación temporomandibublar es una estructura anatómica compleja que nos permite abrir y cerrar la boca, por lo que es una articulación que usamos cada día para poder hablar y comer.
Para permitir este movimiento, usamos un conjunto de músculos que a veces, se pueden sobrecargar, provocando dolor normalmente persistente y tensión muscular, lo que se conoce como síndrome de dolor miofascial.
La clínica con la que suele cursar es: dolor que aparece espontáneamente al movimiento o a la presión, limitación en la apertura de la mandíbula y/o movimiento asimétrico, crepitaciones (chasquidos), cefaleas y rigidez muscular incluso llegando a la zona cervical.
Aunque no se conoce exactamente la etiología se ha visto que el bruxismo, morderse las uñas, comer chicle o incluso el estrés, pueden favorecer la aparición de este síndrome.
En un cuadro de dolor de origen miofascial la inactivación de puntos gatillo (contracturas) o tensión muscular es esencial. Una de las técnicas más utilizadas para esta patología es la técnica de Jones. Consiste en una presión directa en el punto gatillo gradual no dolorosa o poco dolorosa para eliminar la tensión de las fibras musculares y mejorar el equilibrio neuromuscular.
Si te sientes identificado con este síndrome, la fisioterapia es una buena herramienta para combatir el dolor.